Un estudio de la Universidad de Valladolid ha demostrado que el torrezno de Soria, frito en aceite de oliva virgen extra y acompañado de alimentos ricos en fibra como el brócoli, no solo no es perjudicial, sino que puede mejorar el síndrome metabólico.


El Torrezno de Soria: La Salvación que Vino del Convento

Pocas cosas en la vida son tan irresistibles como un buen torrezno de Soria. Con su crujiente y dorada corteza y su interior jugoso y lleno de sabor, es un verdadero regalo para el paladar. Sin embargo, en estos tiempos modernos, donde las calorías se cuentan con más precisión que los minutos en el gimnasio, el torrezno ha sido relegado al rincón de los placeres culpables. Hasta ahora. Porque resulta que, gracias a un grupo de monjas clarisas y a unos científicos avispados, el torrezno ha sido rescatado del infierno nutricional y llevado al cielo de la salud.

De Pecado Mortal a Virtud

La noticia suena casi increíble: un estudio de la Universidad de Valladolid ha demostrado que el torrezno de Soria, frito en aceite de oliva virgen extra y acompañado de alimentos ricos en fibra como el brócoli, no solo no es perjudicial, sino que puede mejorar el síndrome metabólico en mujeres sanas con sobrepeso. ¿El secreto? Un equipo de 40 monjas clarisas que, durante 98 días, se sacrificaron (bueno, tampoco tanto) comiendo 150 gramos de torreznos dos veces por semana.

Patricia Romero-Marco, una de las investigadoras principales del estudio, explica: «Cuando te lanzas a este tipo de trabajo con un alimento que a priori parece contrario a los resultados esperados, lo vives con incertidumbre«. Y vaya si fue una sorpresa. El estudio, titulado «Efecto sobre los lípidos en sangre y la composición corporal de una dieta rica en grasas (MUFA) y fibra: un estudio de casos y controles», fue publicado en la prestigiosa revista «Food Science & Nutrition» y ha hecho ruido más allá del ámbito académico.

Las Monjas Clarisas: Las Heroínas Inesperadas

Pero, ¿quiénes son estas heroínas que se atrevieron a desafiar los dictados de la nutrición moderna? Las monjas clarisas de Soria, un grupo devoto y comprometido, fueron elegidas por su estilo de vida uniforme y sin influencias externas. Estas mujeres, que varían en edad desde los 18 hasta los 90 años, viven en un convento de clausura anexo a la iglesia de Santo Domingo. Además de sus labores espirituales, son conocidas por la calidad de los dulces y turrones que elaboran.

El experimento fue sencillo pero eficaz. Las monjas se dividieron en dos grupos: uno, el grupo de control, consumía torreznos sin ninguna preocupación adicional por la fibra; el otro grupo, el de intervención, acompañaba sus torreznos con una ración saludable de frutas y verduras. Las investigadoras no solo monitorearon su ingesta calórica, sino que también realizaron mediciones regulares de presión sanguínea, colesterol y triglicéridos.

Resultados que Inspiran Fe

Los resultados fueron sorprendentes. Las monjas que consumieron torreznos con fibra mostraron una reducción significativa en la circunferencia de la cintura, el colesterol total y los triglicéridos. Romero-Marco y su equipo estaban extasiados: «Es un alivio ver que algo tan demonizado puede tener efectos positivos cuando se consume adecuadamente».

Pero el estudio no solo ha revitalizado el torrezno, sino que también ha tenido un impacto en la comunidad científica y en la opinión pública. La historia ha capturado la imaginación de muchos, y ha sido ampliamente compartida en medios de comunicación y redes sociales.

El Origen de la Salvación

Todo esto comenzó con una conversación casual en Nápoles en 2020. Juan Manuel Ruiz Liso, médico y director de la Fundación Científica Caja Rural de Soria, escuchó hablar a un patólogo australiano sobre los beneficios de un primo del torrezno, el wallaby, cuando se fríe en aceite y se acompaña de fibra. Este encuentro inspiró a Ruiz Liso a considerar un experimento similar con el torrezno de Soria.

Trasladó la idea a la Facultad de Ciencias de la Salud de Soria, y pronto el equipo de investigadoras, junto con Celia Chicharro y Francisco Miguel Robal, comenzaron a diseñar el estudio. Con la colaboración de las monjas clarisas, el plan se puso en marcha, y el resto, como dicen, es historia.

El Futuro del Torrezno

Ahora, con estos nuevos datos, el torrezno de Soria está preparado para una especie de renacimiento. Lejos de ser un enemigo de la salud, puede ser parte de una dieta equilibrada y, sorprendentemente, beneficiosa. Eso sí, siempre que se consuma con moderación y en combinación con alimentos ricos en fibra.

Así que la próxima vez que te sientas tentado por un torrezno, recuerda que no solo estás disfrutando de un manjar delicioso, sino que también estás participando en una revolución gastronómica y científica. Y si alguien te mira con desaprobación, simplemente dile que estás siguiendo el ejemplo de las monjas clarisas de Soria. Porque si ellas pueden hacerlo y mejorar su salud, tú también puedes. ¡Buen provecho y salud!