Si quieres saber más sobre el buen madrileñx, entra y mira cómo somos lxs chulapxs.

En el vasto universo de ciudades irresistibles, Madrid se alza como la reina indiscutible de provocación urbana. Puedes amarla o detestarla, pero una vez la pruebas, quedas enganchado, sumergido en sus calles rebosantes de vida, donde la rutina es una palabra olvidada.

«Por Redacción Madridcanalla»



La Adicción Madrileña: Más Poderosa que Cualquier Droga

Madrid, la ciudad que acoge a todos sin mirar religión, cultura o estatus. Es un imán irresistible para aquellos que la prueban, convirtiéndola en una adicción difícil de dejar. Futbolistas de élite, artistas, famosos, tras un paso por la capital, deciden hacerla su hogar. ¿Las razones? Clima, cielo azul, estilo de vida, tapas, transporte eficiente y seguridad nocturna; Madrid enamora y engancha.

Madrid es un crisol, una fusión de culturas. Ya quedan pocos «gatos» auténticos, pero esto solo ha contribuido a hacer de Madrid lo exuberante y vibrante que es hoy en día.

Si planeas visitar o quedarte en esta metrópoli, prepárate para sumergirte en sus costumbres, donde pronto te verás realizando el «pilates» de la vida madrileña sin darte cuenta.

Imagen por Pedro Ilustración

«El Acento Madrileño: Entre la Creencia y la Realidad»

En Madrid, hay una peculiaridad arraigada: la creencia de que todos los que vienen de otras regiones de España tienen acento, excepto los madrileños. Convencidos de hablar el castellano a la perfección, a veces nos delatamos con alguna palabrita «ahorrada«, especialmente por ese inconfundible «ejjggg«. Aunque quienes nos visitan insisten en que tenemos nuestro propio acento, seguimos sin creerlo, aferrándonos a la ilusión de hablar como Cervantes, aunque la realidad nos traicione con un toque inconfundible.

Otra costumbre es que nos ahorremos palabras pronunciando los nombres de las calles de Madrid es muy digno que uno de la capi, diga toda la calle ahorrando un «de» un «la».

Reglas no escritas del Metro:

Si sueles coger el metro de Madrid, esta melodía te sonará y mucho.

“¡ATENCIÓN! ESTACIÓN EN CURVA, AL SALIR TENGA CUIDADO PARA NO INTRODUCIR EL PIE ENTRE COCHE Y ANDÉN”

El metro de Madrid, un mundo aparte donde las reglas son tan peculiares como los personajes que lo pueblan, tendrás que tomar medidas cuando entres.

Ponte a un lado de las escaleras mecánicas o prepárate para ser atropelladx. Correr a por el convoy que ves que se va yendo poco a poco, como si se nos fuera la vida, aunque el próximo venga en menos de tres minutos, es otras de nuestras premisas diarias. Olvídate de las señales de entrada y salida, ¡entramos y salimos por donde queremos! Pero tranqui, todo es acostumbrarse.

Si te perfumas antes de entrar, haces mal, pues tu perfume se evaporará al instante de entrar (ante todo en verano).

Es digno que el buen madrileñx «farde« y diga que aquí tenemos el mejor metro del mundo como si hubiésemos hecho nosotros mismos las líneas de metro con la tuneladora y, no, no andamos muy equivocados, está catalogado como uno de los mejores metros del mundo!

Los que utilizan el metro diariamente a la misma hora establecen una conexión silenciosa. Aunque no intercambien palabras, se reconocen y comparten la experiencia cotidiana. Aunque Madrid sea una ciudad grande, muy a menudo te encuentras con alguien conocido en alguna línea de metro o transbordo. Eso sí, tu ex, como predijo Ayuso, nunca te la encontrarás (venía en el programa de la presidenta).

Somos bastante impuntuales:

Cuando llegamos tarde a una cita o evento, siempre ponemos la misma excusa: El metro o el tráfico. Excusa ya bastante rancia, ya que cuando decimos eso, dan por hecho nuestros acompañantes que te has estado tocando el «higo« en el sofá más de la cuenta. Habrá que ir mejorando esas excusas.

Nos ponen las colas:

Qué sería de un madrileñx sin hacer cola, da igual que sea para un décimo de la lotería en la cola de la administración de doña manolita, como para comer esos churros que están tan ricos en San Gines. No damos muestra de pereza, lo hacemos encantados mientras hablamos con los colegxs y da igual que haga frío, el caso es conseguirlo.

Desayuno Madrileño:

El desayuno madrileño es un ritual. Las generaciones venideras vienen dando fuerte con los aguacates y movidas raras. A nosotros que no nos quiten los churros, las porras, un buen café y nuestro famoso pincho de tortilla, y si canallas, puedes ver al madrileño desayunar de manera chulesca un pincho de tortilla con su gran café.

El Afterwork y los jueves en Madrid:

El ritual de tomar algo después del trabajo o la universidad es sagrado. No se contempla ir directo a casa, pues el día aún tiene mucha tela que cortar, aunque hayas salido a las mil.

El jueves en Madrid no es simplemente un día de la semana, es la antesala del finde. Este día se va ganando su reputación a medida que avanza la semana, llamándole de manera cariñosa «JUERNES». Es como si el viernes ya hubiera llegado y es la excusa perfecta para lanzamos a tomar unas cañas o unos vinos y que pueden terminar en una noche épica o en un antro de mala muerte en plena madrugada. La resaca del viernes es un problema de mañana.

Échate a temblar, cuando un madrileño te diga, esa calle que buscas está a cinco minutos:

Todo a Cinco Minutos… Aunque sea una hora de pateo

Es la típica frase del madrileñx: «Estás a unos cinco o diez minutos», independientemente de la distancia real. Madrid es grande, pero para el buen madrileñx, todo está a cinco minutos, aunque luego te pegues el pateo del siglo de una hora.

El arte de vivir en espacios Reducidos

En el corazón de Madrid, donde los metros cuadrados son más preciados que el oro, los madrileños han perfeccionado el arte de la vida en espacios pequeños. Aquí, vivir en pisos de no más de 50 metros cuadrados se convierte en una costumbre, aunque vengan tus padres o tu abuela de visita y te pregunten cómo lo haces para vivir como si estuvieras jugando constantemente al juego del tetris. Pero si canallas, lo conseguimos y lo normalizamos como si las casas no tuvieran más de 50 metros cuadrados en Madrid. Ser madrileño y no provenir de la alta sociedad, significa vivir en un espacio que no exceda los 50 metros cuadrados. Si tu morada supera este límite, eres un afortunado, un individuo con un caché especial.

En la jungla inmobiliaria madrileña, es imposible encontrar pisos con más de esos metros cuadrados y no arruinarte, para el que aún no se haya independizado o tenga pensado venir a vivir a Madrid, un piso de 50 metros cuadrados te puede costar unos 900 euros. Pero, otra alternativa si no tienes pareja, es compartir casa, que te puede salir por 500.€ al mes. En Madrid ya da igual la edad que tengas, es un estilo de vida, si no quieres que se te vaya el 75% de tu preciada nómina.

Las noches de Madrid…

Imagen: La Gran Vía de madrugada

La ciudad que nunca duerme:

La Gran Vía petada de madrugada es el símbolo de una ciudad que nunca duerme, que ofrece planes de ocio cualquier día de la semana. Puedes ir al teatro, a un musical, a un concierto y darlo todo un martes como si fuera un sábado.

Fin de Semana Madrileño:

El viernes en Madrid es un frenesí de actividad, donde la gente sale disparada de sus obligaciones para aprovechar al máximo las horas de ocio. Ya es una costumbre ver a las tres cuartas partes de la gente con una apendice llamada «maleta«, donde resuenan las ruedas para encontrarse con sus lugares de origen o para hacer una escapada.

«Madrid: Donde las Conversaciones Fluyen

En la bulliciosa ciudad que nunca duerme, el madrileñx se destaca como un ser excepcionalmente sociable. No importa la ocasión, nos mola eso de entrar en una taberna o bar y entablar conversación con cualquier alma cercana, ya sea un desconocido ocasional o el primero que nos mire. Desde hablar de fútbol hasta confesar las intimidades de nuestras vidas, los madrileñxs somos expertos en sacar a relucir lo más profundo de nuestro ser con cualquier interlocutor, como si el desconocido fuera nuestro propio psicoterapeuta mientras tomamos un «piscolabis«.  

En las animadas noches madrileñas, salir de fiesta solx, se convierte en una experiencia. Ir conociendo gente a lo largo de la noche y que se vayan uniendo a tu fiesta improvisada y terminar de madrugada con peña desconocida es otra de las posibilidades que te puede suceder. El fenómeno de correrte una buena juerga con personas efímeras, que conoces, conectas y olvidas en una sola noche, es una característica peculiar de la vida nocturna madrileña.

Cuidado cuando decimos «vamos de tranquis»…

Suele pasar …y mucho…el quedar con lxs colegxs sentarte en una terraza y verbalizar «vamos a tomarnos unas cañas de tranqui, que mañana tengo cosas que hacer» creyendo que si lo dices fuera a pasar así. Pues no, he de reconocerte que cuando dices esas palabras «mágicas» jodidamente, la tarde o noche pega un «giro» que finalmente ese día lo das todo. ¿Os ha pasado? Al equipo de Madridcanalla, siempre.

Vamos con el Mazo dando…

Es significativo cuando conoces a alguien y sabes de primeras que no lleva mucho tiempo en Madrid, cuando, ves que no utilizan palabras como MAZO, Vámonos de CAÑAS, esta GUAPA la moto, tienes un CARRO bonito, me MOLA ese pibón, ¿te ABRES? vaya MOVIDA…tenemos una «jerga» de palabras muy definidas que se hace notar que eres de Madrid.

El Madrileñx tiene un problema muy serio con el coche…

Es costumbre ya que, cuando el madrileñx sale de su zona de confort para ir de vacaciones, inundamos las zonas playeras o de montaña con nuestros coches, el que peor aparcado esté, ese es, de un madrileño. No le dedicamos mucho tiempo a eso de aparcar, además nos creemos súper creativos a la hora de encontrar sitios y no, los lugareños no entienden esa forma que dejamos los coches.

Creemos que somos los «putos amos de la carretera«. El claxon y el de Madrizzz van unidos, cuando cogemos un coche, no hay manera que nos despeguemos de ese jodido sonido!!

El ansia de invitar cuando salimos de Madrid:

Cuando el madrileñx sale de Madrid, discutimos por invitar, nos cunde mucho más la pasta, todo es mucho más barato, en ocasiones pagas con un billete de 10 euros y te ¡devuelven vuelta! algo asombroso e impensable para un madrileñx. Prepárate cuando vengas a la gran urbe, pagar por una copa 12 pavos, sin tener que llorar.

Repasando todas las críticas y beneficios, creemos que os hemos dado ya bastantes pistas, para cuando quieras venir y hacer de Madrid tu hogar. Quieras o no te atrapa.

Todo lo que has leído, supondrás, ¡que horror vivir así! Pues somos más felices que unas perdices y no, no queremos cambiar de vida, Madrid nos da todo lo que necesitamos.

También hemos de reconocer que hemos exagerado un poquito, pero no cabemos más. Como sigáis queriendo venir más personas a Madrid, nos van a poner aún más caros los pisos.